Esta semana se comprobó un dato político de suma envergadura: el PRO
viene a imponer el programa económico de la Dictadura a través de la
legitimidad de los votos, objetivo para el cual necesita encarcelar a la ex
presidenta, recargando en ella, por un lado,
la responsabilidad de una supuesta conspiración para que el actual
gobierno no llegue al final de su mandato y, por el otro, magnificando
grotescamente la corrupción del anterior gobierno como el centro de todos los males
y la causa de la herencia recibida. Así todos estaríamos hablando de esto, y tolerando
la imposición de aquello, según el decir de conspicuos marketineros PRO.
Y ese programa económico, como tantas veces hemos dicho desde antes de
las elecciones, tiene sus bases en lo que el mismo presidente Macri expresó a
la periodista mejicana Karla Zabludovsky en una entrevista poco tiempo atrás,
ante la consulta “¿Cómo se baja la pobreza?”: con crecimiento económico, lo que
se logra con inversión –extranjera- para lo cual hay que crear las condiciones
internas –bajar los “costos” salariales- para que las mismas vengan –aunque sea
a palos-. Lo cierto es que las inversiones no vienen y si vinieran, irían a
sectores de baja creación de puestos de trabajo, como la minería, la energía o
el sector financiero. En el Consejo de las Américas de esta última semana, los
CEOs de Multinacionales expresaron que la solución a la inversión debería venir
primero de los capitales internos, dependiendo de los “resultados” que obtengan
la posibilidad de que se sumen los extranjeros. Es un Programa Económico que no
cree en el verdadero generador de empleo que es el pequeño y mediano empresario
que está a la vuelta de cada esquina y que genera casi el 80% del empleo
argentino.
Ellos creen que la inflación es un problema sólo monetarista, que se
baja disminuyendo el déficit fiscal: no apuntan a aumentar los ingresos a
través de impuestos a la riqueza y a los grandes grupos económicos sino a bajar
el gasto, que se cubriría con la emisión de dinero, madre de todos los
problemas según esta óptica. Paradójicamente., en estos 8 meses han aumentado
el déficit a casi el doble y han mantenido en alza la emisión de dinero amén de
haber aumentado la deuda externa en dólares como no se había visto antes en tan
poco tiempo (se estima que sumando la de las provincias se la aumentó en
alrededor de 35 mil millones de dólares).
Ellos creen que el gasto se baja considerablemente con la eliminación de
los subsidios a las tarifas y también paradójicamente los han aumentado en
relación al año pasado, lo que se suma a la enorme transferencia que genera el
aumento en las facturas de los servicios públicos al pueblo de a pie, expresado
en las Asociaciones, en las PYMES y los miles de hogares a lo largo y ancho el
país.
Como buenos monetaristas, creen que el problema de la inflación está en
el nivel de la tasa de interés que no permite que las empresas tomen crédito
para la producción y puedan expandirse, cuestión que ven como que “fue necesario
al tener que sincerar el tipo de cambio” así los inversores no se van al dólar.
Lo que no dicen es la cantidad de millones de pesos –dolarizados- que se están
llevando los capitales especulativos gracias a esta alta tasa de interés, y que
estamos pagando todos los argentinos, entre otras cosas, por el levantamiento
de las restricciones que existían para este tipo de operaciones.
A pesar de su visión monetarista, también creen que la inflación hay que
bajarla con la apertura de las importaciones de bienes de consumo finales,
porque eso disciplina al productor nacional que no es eficiente ni competitivo,
sin importar los “efectos colaterales” que esto genera en el empleo y por ende
en el poder adquisitivo del salario de los trabajadores.
En estos días también se ha conocido el dato del INDEC con respecto a la
tasa de desocupación que en los grandes centros urbanos ha llegado a los 2
dígitos, cuestión que no veíamos hace años. Lo que da vergüenza es la
explicación del Jefe de Gabinete: es un número real que sincera lo mentiroso de
los números anteriores del INDEC, por un lado, y se da en ese nivel porque “hay
más gente buscando trabajo” (¿?) ¿Se creerán lo que tratan de explicar?¿O será
otro de los “clishés” marketineros a los que nos quieren acostumbrar? Porque
esto se repite una y mil veces a través de los televisores diseminados en todo
el país en cualquier dependencia, consultorio o lugar de aglutinamiento de
gente, para que la gente se entretenga con la ¿realidad? de lo que está
pasando.
También se ha conocido la existencia de un borrador de proyecto de ley
de flexibilización que se estaría gestando desde el Ministerio de Trabajo (¿no
tendría que estar para proteger el trabajo de todos?) y que pretende
“facilitar” la entrada y salida de los trabajadores en las empresas, además de
frenar “los palos en las ruedas” que suelen ponerle a los patrones con sus
ausencias, licencias, la industria del juicio y algunos etcéteras que van en
detrimento de los derechos de los trabajadores, en cuyo beneficio se ha dictado
a lo largo de los años el Derecho Laboral.
Todo esto se está gestando
porque “es el Programa Económico de las Botas que quieren imponer desde los
Votos”. Vienen por la
Producción , el Trabajo, el Salario, la Distribución de la Riqueza en beneficio de la Alianza
Agroexportadora-Financiera cuyos intereses representan. Es el
Proyecto Económico Ultraconservador que no concibe la posibilidad que sean
juzgados los crímenes de lesa humanidad -cometidos por los que este sector
social apoyó durante la
Dictadura- ni que podamos tener las cuatro comidas sobre la
mesa, ni que podamos educarnos, ni curarnos, ni tener nuestra propia vivienda,
ni que podamos acceder a los bienes culturales, porque sino tendríamos tiempo
para pensar, ascenderíamos socialmente, transitaríamos libremente e iríamos a
los lugares que están reservados sólo a privilegiados y seríamos muy difíciles
de disciplinar. El disciplinamiento social viene cuando no hay trabajo, el
salario es escaso, la producción nacional desaparece y la represión se hace
sentir. El avance de este Proyecto Económico depende de la organización que
podamos darnos y del mayor sentido de unidad que podamos tener en las luchas y
reclamos que surjan de esa organización.
Walter Rezzuti
Domingo 28 de agosto de 2016
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