Unos días antes del ballotage escribía con este
título sobre la realidad económica nacional que veía se venía con un hipotético
gobierno PRO bajo este mismo título sin el (2) entre paréntesis. A 3 meses de
aquel momento necesito –por responsabilidad y compromiso– compartir algunas
líneas sobre aquellas reflexiones porque el futuro analizado ya está entre
nosotros.
1. En general, muy pocos que recibieron el escrito
hicieron referencia al tema específico que desarrollaba, el económico: fueron
los que entendían que medidas de política económica como las que anunciaban en
campaña eran posible de ser tomadas, una vez asumido el gobierno nacional, en
contra de las mayorías nacionales.
2. Lo que recibí bastante fueron análisis
contrarios al gobierno de ese entonces, no económicos –que de eso trataba el
artículo- sino de otro tipo: dirigido a las formas, a los “atropellos” que se
entendían se hacían sobre sectores (poderosos) de la sociedad, al uso de la
cadena nacional, al manejo del fútbol, de los fondos públicos, de los planes
que hacen proliferar vagos, y de un montón de cosas más que hacían manifestar
una postura anti gobierno sin importar querer comprender un poco más el alcance
de las medidas económicas que nos estaban anunciando de un sector que podía
traducirse en el ganador de la contienda electoral. Más bien, existía una
incredulidad frente a la concreción de los puntos planteados desde un
voluntarismo casi infantil, sin asidero siquiera en la prolífera historia económica
de nuestro país.
3. Lo que no recibí –salvo contadas excepciones- es
una devolución, al menos acerca de la observación de la concreción de esos diez
puntos planteados en el escrito en tiempo récord, no por una cuestión de
vanidad personal, sino como un reconocimiento a que terminaron haciendo lo que
dijeron que iban a hacer, perjudicando a las mayorías populares, y sobre eso no
nos podemos hacernos los distraídos porque contribuimos a que la situación
actual ocurra. Y en lo personal ¡me quedé corto! porque “no vi” la eliminación
de las retenciones a las multinacionales mineras porque no quise ser tan “mal
pensado”.
4. Me llamó la atención cómo personas cercanas no
sólo no comprendieron el escrito, sino que no repreguntaron y, en algunos
casos, no terminaron de leerlo o ni quiseron verlo. La decisión ya estaba
tomada de antemano: no importaba la política económica que se viniera, sino
sacar a este gobierno cueste lo que cueste. Terminamos viendo o escuchando lo que
queremos ver o escuchar, y debemos hacernos cargo de las consecuencias de
nuestros actos.
5. Esta semana se conocieron las preocupaciones que
están en los primeros lugares de los argentinos, pasando a ser la situación
económica, la inflación y la pérdida del empleo las que ocupan los primeros lugares,
desplazando a la inseguridad que venía en la primera posición desde hace un
tiempo prolongado.
6. Frente a este cambio de realidad económicamente
el gobierno va por más porque sabe que se vienen momentos de conflictividad
social: a) nos “venden” un discurso de tolerancia por los medios públicos y por
otro lado, llevan adelante medidas económicas intolerantes; b) nos quieren
hacer creer que el salario se define democrática y libremente en las
paritarias, y dan marcha atrás a la firma de un acuerdo nacional docente porque
supera en ¡15 puntos! al límite que quieren imponer; c) nos hablan de pobreza
cero y llevan adelantes políticas económicas que hacen aumentar los precios de
los productos de canasta alimentaria básica; d) dicen respetar el reclamo social
y terminan reprimiendo a quienes se expresan; e) propugnan el diálogo y
elaboran un protocolo que no pretende dar solución a la causa de los conflictos
sino a la libre circulación; f) dicen ser eminentemente “republicanos” y
gobiernan con decretos de necesidad y urgencia que violan leyes
constitucionales.
Estas
acciones no hacen otra cosa que representar el doble discurso o la doble moral
que como yo le llamo.
7. Hoy veo que los que fueron y son macristas están
rechochos con las medidas económicas tomadas y los que lo votaron “en contra
de” están asustados porque no les cumplió ni siquiera la promesa de campaña de
eliminar el impuesto a las ganancias (o a los altos ingresos). Y si no lo
perdieron, ven peligrar la fuente laboral o disminuir su poder de consumo.
8. Es una pena entregar el poder adquisitivo de los
trabajadores, su participación en la renta nacional, la producción de las
empresas nacionales, el mercado interno y el ascenso social de muchos
argentinos a los foráneos que “vienen a invertir para generar empleo”, una
nueva mentira que quedó expresada en un trabajo de la CEPAL donde se demuestra que
el aumento del PBI no ha producido históricamente aumento de la inversión y
viceversa. Creo que pudimos haberlo evitado.
9. Los despidos han comenzado, y no solo en el
sector público. Es una condición de este modelo cerrar a la baja en la cantidad
y “costo” de los trabajadores. Se dice que son “ñoquis” pero hay persecución
ideológica y sustitución con “militantes” PRO. Tienen un discurso que cae bien
en un sector de la sociedad, que lo justifica, y para ello cuentan con el
“blindaje” de los medios de comunicación hegemónicos. Han aprendido mucho más
en estos años de cómo hacer para que no vuelva más un gobierno que defienda los
intereses de los trabajadores y van a intentar lograrlo.
10. Definieron un Estado basado en tres servicios
–y por ende desertor en otros de tinte regulatorio-: Seguridad, Salud y
Educación. Se llenaron la boca con la prioridad
de la Educación ,
el salario atrasado de los docentes y la calidad educativa donde no sólo
definieron el qué estudiar, sino el dónde y cómo hacerlo. Y hoy estamos a la
espera de que pongan en práctica ese discurso a 9 días del comienzo de las
clases con una propuesta salarial en la provincia de Buenos Aires que no llega
siquiera a recuperar la inflación del período noviembre-febrero, y que dejen
efectos medidas de cesantías de cargo que no hacen otra cosa que aumentar la
incertidumbre laboral.
No podemos decir que no sabíamos o
que no entendíamos qué consecuencias iban a tener en la sociedad las políticas
económicas que nos decían podrían
implementar desde una Alianza de derecha que llegara al gobierno nacional.
¿Será tarde para darse cuenta? ¿Cuánto falta para que aparezca el “yo no lo
voté” como falsa excusa?… ¿O vamos a seguir como el PRO que hace como el tero,
cacarea una cosa por un lado y termina poniendo el huevo por el toro?...después no digas que no te avisaron…
Walter Rezzuti
20 de febrero de 2016
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